Además, la presencia de lagos obliga a pensar bien la estrategia por la dificultad del campo, ideal para jugadores expertos. El desafío: jugar corto delante de un obstáculo o intentar pasar con un palo largo.
Y para quién quiera pasar la noche, una antigua casa señorial de 1581 alberga las actuales instalaciones del hotel y del country club, que acoge a sus clientes con la cálida y cordial hospitalidad propia de los mallorquines.